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jueves, 19 de julio de 2012

Relato 11

Hola a todos!

Hoy os traigo el capitulo 11! Quiero agradeceros los comentarios de ayer porque me hizo muchísima ilusión leerlos, ver lo intrigados que estabais y como algunos me decíais que seguíais la historia. También pedíais amor entre Finnick y Amy ;) Bueno tengo que decir que ya tengo bastantes capítulos escritos porque me iré unos días de vacaciones pero ya os lo explicaré mañana cuando suba el capítulo 12, y como ya están escritos tendréis que esperar a ver si ocurre algo. Solo os puedo decir una cosa, espero que os guste ! J Gracias de nuevo a todos los tributos.

Que la suerte este siempre de vuestra parte !
                                                     

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Quiero sacarme esa idea de la cabeza porque ahora es mi vida la que está en juego. Sigo corriendo, me adentro en el bosque con la esperanza de poder despistarlo, no sé cuánto tiempo ha pasado porque se me está haciendo eterno. Intento no tropezar porque no voy mirando el suelo, tan solo miro al frente esperando encontrar la manera de escapar. Colin lanza uno de sus cuchillos y me raja la camiseta. Noto como empieza a salir un poco de sangre, lo que es una buena señal porque significa que la herida es pequeña. Se para a recoger el cuchillo y eso me da una ventaja favorable. Corro más rápido y me meto entre los árboles. Me araño con algunas ramas pero eso no me impide seguir. Voy apartando las hojas, no veo nada de lo que tengo delante. Solo una idea en mi cabeza, escapar.  Al cabo de un rato creo que consigo despistarlo. Me paro, miro a todos lados buscando algo a lo que aferrarme, camino hacia atrás. Estoy segura de que le he despistado. Todavía tengo el cuchillo en la mano, podría haberlo utilizado y haber luchado contra él pero correr era más sensato. Pienso en cortar la circulación para no seguir sangrando pero estoy demasiado preocupada como para curarme la herida. No le veo por ningún lado. Aún así era solo cuestión de tiempo que me hallara, era débil e insignificante, pero no, demostré en la sala de entrenamiento que no lo era. Esta vez no sabía qué hacer, lo único que esperaba es que mi hermano se quedase en esa cueva. Lo peor es que sé que muchos no se  lo pensarían dos veces para acabar con mi vida, y Colin no es el único. Me doy cuenta de lo sola que estoy, de lo que realmente significa estar en la Arena. De que un día podría levantarme y ese, podría ser el último. Los latidos de mi corazón aumentaban, no tenía fuerzas,  y mis ganas de seguir luchando se habían ido.  Sentí como un brazo me tomaba por la cintura pegándome a su cuerpo y como una mano tapaba mi boca impidiendo que gritara, podía sentir su respiración en mi cuello, su aliento… el cuchillo se resbaló de mi mano, logro que me invadiera una ola de temor, pensé que moriría allí mismo, sin poder hacer nada para evitarlo.

-Te soltaré, pero no grites, Colin aun esta aquí- susurro levemente a mi oído, no era necesario girarme para saber quién era, conocía su voz a la perfección, la había oído en los entrenamientos, en la cena, pero en ese momento resonó en mi la frase que utilizo en la entrevista para hablar sobre mí, era William.

El chico de ojos verdes, ¿intentaba salvarme? ¿Por qué razón? Él mismo había dicho que una insignificante y débil chica como yo caería pronto en estos juegos, entonces ¿por qué me estaba ayudando? Si me dejaba morir tendría más oportunidades de vivir. ¿Por qué lo hacía? Las preguntas resonaban en mi cabeza sin respuesta alguna.

-Creo que ya se ha ido
-¿Por qué.. – no pude acabar la frase
-No dejaré que te pase nada, si algo te ocurriese no podría vivir con ello- quiero preguntarle por qué no se lo perdonaría, cuando empezó a pensar así, pero él sigue hablando, como si fuese capaz de leer mi mente- el día de la entrevista, cuando saliste con ese vestido –coge el arco que lleva a la espalda y me lo da, yo lo cojo sin preguntar nada mas, atenta a sus palabras, el mira a todos lados preocupado, cuando se relaja un poco me mira a los ojos- cuando nuestras miradas se cruzaron.
-¿Cuándo deje de ser débil e insignificante?
-¿Quién te ha dicho que no lo sigas siendo? Acabo de salvarte la vida.
-Lo dicen tus ojos, ya no me miras igual.
-El día de los entrenamientos, cuando dejaste en ridículo a Colin- me tiene agarrada de la mano, habla susurrando y avanza lentamente, mira alrededor y está atento a cualquier sonido pero aún así no me pierde de vista.
- ¿Por qué sigues aquí?- me separo de él, lo dije histérica, ya me había ayudado, podía irse y desaparecer -No tienes razones para seguir aquí, lo mejor es que te vayas- lo decía con el nudo en la garganta. En realidad no quería tratarle así, una lágrima resbaló por mi rostro, no sabía por qué, ahora ya no era el chico gracioso de la cena, ahora era mi enemigo, era un tributo más, no me importaba. Para salvar a mi hermano no me lo pensaría dos veces, mataría a cualquiera. Entonces él se acercó, se acercó demasiado.
- ¿Qué no tengo razones?- una sonrisa se dibujada en su rostro- Tengo una y la más importante esta frente a mi ahora- apartó la lagrima que caía por mi rostro y acercó su mano dulcemente, acariciándome.
-Todavía no me has dicho por qué me has salvado.
-Creo que no hace falta que te lo diga

Y entonces un beso, en medio del fuego, de la guerra, de las llamas, del horror, en medio de los Juegos, un beso. Era cálido, no podría olvidarlo aunque quisiera, fue como la esperanza, no sabría explicarlo, solo sé que me dio fuerzas para luchar, para seguir adelante. Era lo que necesitaba, algo a lo que aferrarme. Sé que estuvimos juntos bastante tiempo, su mano volvió a rodear mi cintura y sus labios volvieron a juntarse con los míos. Sin pensarlo uno de mis brazos rodeó su cuello juntándonos aún más de lo que estábamos. Lo que sentía en ese momento era imposible de describir. Todas las emociones que sacudían mi cuerpo habían desaparecido. Todos los pensamientos, tantos buenos como malos habían dejado de existir. En ese momento nada pasaba por mi cabeza, tan solo él. Desde que salí de la cueva habían pasado horas. Mientras me besada comprobé que había amanecido asique era el segundo día. Ya había pasado un día de los Juegos y en ese momento nada me parecía tan malo. Pero si había pasado un día debía volver con mi hermano, pero qué le decía a Will, después de lo que había hecho no podía decirle que estaba buscando a Finnick. Como acababa de amanecer en realidad me quedaba casi un día entero para encontrarle, debía volver al anochecer a la cueva, todavía había tiempo. Lo peor es que no quiero separarme de Will, no quiero que este momento acabe.

-William, mi hermano, tengo que volver a por él.
-Lo encontraremos, tranquila- noto su piel, su mano me roza la cara como una caricia y después un abrazo, por primera vez siento que todo podría ir bien, pero no puedo quitarme de la cabeza una cosa, a Finnick. Estoy  preocupada, ni siquiera sé si está vivo, no he estado atenta a las caras que aparecieron la noche anterior.