Seguidores

viernes, 22 de febrero de 2013

Relato 47




¡Hoy os traigo el capítulo 47!


Lo primero daros las GRACIAS por esperar, he tenido problemas con este capítulo porque no me salía escribirlo… no sé por qué. Ha quedado, en mi humilde opinión, HORRIBLE. Pero tenía que publicar... El caso es que he preparado los siguientes ya que en una semana VUELVO a tener exámenes y si lo tengo preparado tal vez pueda publicar con normalidad. Y repito, habrá sorpresas, MUCHAS.

Comentaros que superamos los 100 seguidores con cuenta, en twitter casi somos 150 y en el blog vamos camino de las primeras 100.000 visitas, por lo que os lo quería agradecer.

Me he dado cuenta de que aunque yo pongo letras (de las que me descargo) la fuente que sale en otros ordenadores debe ser Arial o alguna de este estilo. Pensaba que se veía igual de bonito que en el mío… así que pondré algunas cosas con imágenes en vez de escritas.

Sobre el ASK, como queréis que lo haga lo haré pero no es mi prioridad, cuando lo tenga os avisaré al igual que hice con la página de Facebook. Recordaros que vía twitter publico adelantos, fotos de tributos, información y mucho más, podéis buscarme como @Andrea_everdeen. Las páginas las actualizaré en cuanto tenga tiempo y sobre las encuestas, deciros que intentaré hacer nuevas, puedes proponer una en un comentario si quieres.

Espero que disfrutéis del capítulo, creo que es el que más me ha costado escribir a día de hoy, debe ser que no estoy inspirada. Aún así, disfrutad de la lectura y aprovechar, que en unas semanas vendrán las sorpresas (las cuales tengo que escribir por cierto… pff)



***

Me acerco a donde tenemos las ramas que Finnick había traído, elijo las menos verdes y busco la caja de cerillas. A penas quedan cerillas, necesitamos otra caja, pero es imposible conseguir una.

Gale elige un poco de la carne que queda y le doy una buena cantidad de bayas de las que recogió la tarde anterior. Mientras preparo las brasas para hacer la carne, él se las come en un abrir y cerrar de ojos. Pensar que está pasando hambre me hace sentir culpable. Me levanto y le doy mi ración, de todas formas yo no necesito comer tanto, o es lo que prefiero pensar. Él me mira con los ojos abiertos y brillantes y se las come sonriente, como si las pocas bayas que tiene en la mano fuesen el mayor tesoro de este mundo.

Empiezo a despellejar la carne un uno de los cuchillos. Me alegro de que mi madre me enseñase a despellejar ardillas un día en el bosque aunque mi padre no le aprobaba yo quería aprender, quería ser como ella en todo. Ahora me resulta muy práctico todo lo que mi madre me enseñó. Seguro que ella también lo piensa. Al principio resultó un tanto asqueroso, pero cuando hay necesidad ni siquiera lo piensas.

Cuando termino acerco la carne a las brasas que desprenden un calor reconfortante, el cual me recuerda a los inviernos encerrados en cada, en la Aldea de Vencedores, sentados juntos cerca de la chimenea mientras papá horneaba algo de pan para cenar. Dulces recuerdos que desaparecen como ese olor del pan caliente cuando se enfría. Desaparecen como el brillo de los ojos llenos de vida de alguien en la Arena, sin previo aviso, dejando un doloroso vacío.

Juego con la carne dándole vueltas para hacerla, distraída, pensando en nada en realidad. El olor de la comida despierta mi estómago, y al parecer no solo el mío. Como hay un trozo hecho se lo doy a Gale y pongo a preparar el mío. Al acabar de cocinarlo, olvido mis modales. Tanto pensar en el pan de mi padre ha hecho que me muera de hambre ahora. Desgarro el trozo sin más, comiendo casi con ansia diría. Sin pensar en lo poco que nos queda. Al terminar de comer estoy tan agotada por la mala noche que le propongo a Gale que nos tumbemos un rato cerca de las brasas.

Nos lavamos las manos y él se acurruca a mi lado. Empiezo a contarle una bonita historia, pero creo que mis ojos se cierran antes que los suyos y sin poder evitarlo, me sumerjo en un mundo de sueños.

Al despertar Gale está mirándome sonriente. Sin entender bien por qué está así, le hago cosquillas. Pienso en jugar un poco con él, creo que no le presto la atención suficiente. Quiero que mientras esté aquí, se sienta lo mejor posible.

-¡Para! ¡Para! –sus carcajadas son mi sonido preferido, se han convertido en mi esperanza de cada mañana, en mi sol de cada día- Amy, quieta… por favor
-Vale, vale. Yo paro si tú me dices que estabas haciendo despierto solo, ¿por qué no me despertaste?
-Estabas cansada, y me recordaba a casa. Cuando te quedabas dormida mientras papá nos contaba un cuento, yo siempre esperaba al final pero tú nunca.
-Pronto podrás escuchar de nuevo los finales que papá contaba, Gale. Pronto estarás en casa de nuevo.
-Primero hay que ganar el juego Amy
-Lo ganaremos, te lo prometo.

Volví a jugar con él, para alejar mi última frase que resonaba en mi cabeza. No sé cuánto tiempo pasó, pero estaba siendo uno de los mejores momentos que había pasado en la Arena. Mi hermano y yo, jugando de nuevo, como cuando estábamos en el 12. Como si siguiésemos allí. Olvidándolo todo. Perdiendo la noción del tiempo.

Y si bien las expresiones pueden cambiar, el mensaje de las miradas nunca varía, nunca se quebranta. Y lo que nunca se olvida son las intenciones que se ocultan tras cada una de ellas. Y mi mirada ahora lo decía todo. Cuando Finnick había parado de respirar momentáneamente, haciendo que yo dejase de respirar también.

Todo había sido tan rápido, estaba tranquila, con Gale, jugando. La respiración costosa de Finnick se había convertido en parte del ambiente, tanto que a penas la notaba. Hasta que por unos segundos el silencio de fondo fue mayor que las pequeñas carcajadas de Gale y giré mi mirada llena de preocupación a Finnick. Cuando le vi en silencio, con la frente sudorosa y un pecho al descubierto que ni subía ni bajaba creí que se me paraba el corazón.

Me levanté corriendo y fui hasta mi aliado colocándole lateralmente a ver si así su respiración volvía, pero al no pasar comenzaba a asustarme. Grité a Gale que mojase la camiseta con agua y la trajese para colocársela en la frente. Le coloqué boca arriba costosamente y apoyándole sobre la herida palpé la zona de las costillas buscando dos dedos más arriba la zona perfecta para comenzar las compresiones. Aquel minuto se me estaba haciendo eterno, y ahí seguía yo. Dando un gran espectáculo al capitolio. Intentando que Finnick respirase de nuevo. Evitando oír un cañonazo. Y… fallando.

O eso era lo que repetía mi mente en mi cabeza, que estaba fallando. En cambio algo dentro de mi me decía que debía seguir intentándolo, hasta que sonase el cañonazo no debía rendirme. Algo dentro de mí le quería de vuelta. Algo dentro de mí le necesitaba de vuelta.

Inconscientemente comencé a aumentar las repeticiones perdiendo incluso el ritmo que estas suelen llevar, nada me rescataba de mi idea. Absolutamente nada. Pero Finnick no respiraba y calculando por encima había pasado algo más de un minuto.

Si no respira tal vez, solo tal vez este muerto. Pero no, era imposible que dejase de luchar sin más, me prometió que estaría a mi lado y cuidaría de mí. Aunque hay promesas que no llegan a cumplirse.

Todo ha ocurrido tan rápido. Miro mis manos que se han posado sobre su cuerpo sin fuerza, como si hubiese perdido toda la esperanza. Cojo su muñeca temblorosa, por miedo a que no suene el uniforme sonido de las pulsaciones que me demuestre que aún hay esperanza. Mi respiración es irregular y mis latidos aumentan cada vez más, llevándome a pensar que los que a mí me sobran a Finnick le faltan, ya que  su pulso no volvía.

Respiré hondo, tranquilizando mi mente, haciendo desaparecer mis temores. Me coloqué a su derecha, preparada para comenzar de nuevo las repeticiones cuando los dedos que aún rodeaban su muñeca comenzaron a notar algo débil y parpadeante. Agarré su brazo y centré toda mi atención en su muñeca, en mis dedos, en sus pulsaciones. Pulsaciones que poco a poco volvían. Con un ritmo característico que paulatinamente se hacía más fuerte. Me quedé parada, sentada en el suelo, sin soltar su muñeca como si el tenerle sujeto hiciese que no se fuese de mi lado. Y comprendí, comprendí que no podía depender así de lo que le ocurriese. Que mi vida había estado ligada a la suya, como si al parar su corazón lo hiciese el mío. Y me di cuenta de que realmente era peligroso tenerle cerca.

***

Para compensaros el horrible capítulo os dejo una pequeña sorpresa…




(click para ver en grande)



jueves, 14 de febrero de 2013

Relato 46


Hola tributos!

Hoy os traigo el capítulo 46!

Primero feliz día de San Valentín a todos, espero que os guste mi inesperada sorpresa. Como supondréis ya no publicaré ni mañana ni el domingo pero bueno, aquí tenéis un capitulo que no es exactamente muy temeroso sino que más bien es de reflexión. No os diré si el capitulo es tranquilo o NO, porque no quiero estropearos la lectura pero cuando lleguéis al final sacad vuestras propias conclusiones de que pasara en los siguientes….

Segundo deciros que hemos superado los 100 seguidores y las 85.000 visitas. Un aplauso para vosotros, mis maravillosos lectores, que lo hacéis posible cada día. ¡Muchísimas gracias!



Tercero, sobre las redes sociales… a penas tengo tiempo, me habéis pedido ask y facebook pero no se si podría si quiera mantenerlo. ¿De verdad queréis que lo haga? Ya sabéis que podéis encontrarme en otros sitios…



Y en fin… siento haber estado tan desaparecida, me gustaría que me comentarais que os va pareciendo la historia y esas cositas. El capitulo espero que recompense este tiempo,además es un poco más largo de lo habitual :$

Como siempre estaré encantada de leer vuestra opinión al respecto :)

P.D: la lista de blogs de marzo se publicará la primera semana, no os olvidéis !


Besitos de parte de vuestra escritora !

***


Camino de vuelta a la cueva, sin presas, sin ganas de cazar. Mi preocupación es mayor que mis ganas de seguir luchando pero aquí estoy, caminando de nuevo para poder cuidar de los míos.
Y me doy cuenta de que no se trata de cambiar, sino de que te cambia. Esa tristeza que tiñe las noches en la Arena al recordar a los tributos muertos, esa culpabilidad porque han sido ellos en vez de tu, ese deseo por escapar que hace que te conviertas en la persona que nunca imaginaste ser, esa crueldad que crece en ti cuando aprietas el mango del cuchillo y lo único que tienes en mente es sobrevivir… cada una de esas cosas que van floreciendo dentro de ti, sin poder evitar frenarlas, sin evitar convertirte en un asesino, portador de una vida que robó a otros tantos como él.
Creo que la Arena me está matando por dentro, cada vez quedan menos tributos y algunos han muerto por mi causa. Me siento mal conmigo misma y no puedo hacer nada que evite quitarme el sabor a culpabilidad que tengo. Por más que quiero sacar esas ideas de mi cabeza soy incapaz, así que empiezo a recordar. A recordar a mi familia, a mis amigos, los buenos momentos que he pasado con ellos. Me refugio en mis recuerdos intentando viajar a una época más feliz, donde mi vida tenía sentido. Donde tenía una vida. Puede que ahora esté viva pero no como antes, a esto no se le puede dar ese nombre. Felicidad es algo que en este momento me escasea dadas las circunstancias. Debería ser una adolescente normal, viajar al Capitolio en busca de nueva ropa de mis estilistas, enamorarme, preocuparme de las giras con mi madre y mi padre, jugar con mi hermano pequeño y pasear por el bosque con mis amigos. En vez de eso estoy encerrada en una burbuja de la que no puedo salir, un bucle que se repite una y otra vez. Me levanto y sobrevivió. Sobrevivo sin pararme a pensar en las consecuencias. Sobrevivo  matando a otras personas.
Entonces le recuerdo a él. El chico sonriente de ojos verdes. El que me salvo la vida, el que me robo un beso, el que hizo que luchar tuviese significado. Un nudo aparece en mí y no sé qué significa. Lo único que pienso es en que ojala estuviese vivo, ojala estuviese a mi lado. Quería volver a sentir la seguridad de tenerle cerca. Quería volver a escuchar su risa. Quería volver a ver el brillo de sus hermosos ojos. Yo para él significaba algo importante pero creo que para mí, él podría haber sido una persona  importante en mi vida. Uno de esos amigos que no cambiarías por nada. De los que te sostienen en los peores momentos. De los que se quedan para siempre, sin importar cuán de lejos estén.
Cuando me quiero dar cuenta estoy de vuelta. Entro a enfrentarme a la realidad. Una imagen recorre la cueva, manchas de sangre de Finnick, el cual, está en el suelo tumbado con una costosa respiración.
Gale en cambio, sigue dormido. Ladeo la cabeza algo confundida, aguantando todo el dolor que siento, me acuesto de nuevo pero mi sueño vuelve a ser intranquilo, atormentándome cada vez que mis párpados se cierran y mis ojos se relajan.
Era madrugada, desperté sofocada, nerviosa, sudando. A penas quedaban tributos en comparación a los que habían entrado, una sola idea pasa por mi cabeza: un vencedor. Se supone que en el colegio nos contaban la trágica historia de los días oscuros y nos recordaban lo afortunados que éramos de no vivir esos días. Me encantaría estar allí ahora para decirles lo afortunada que soy.
Supuestamente íbamos a tener un futuro magnifico, de pequeños nos preguntaban que querríamos ser en un futuro, en que nos gustaría trabajar, incluso si teníamos pensado viajar a otro distrito. Mi futuro ahora está más que claro. Es un juego y yo solo soy el peón, la pieza más débil, la que muere por el rey. ¿Mi rey? Mi rey es mi hermano, y aunque solo sea una pieza de sus Juegos les demostraré que no pueden acabar con la esperanza de Panem y que haciendo lo que están haciendo tan solo conseguirán aumentar su ira, su dolor y su incomprensión hacia el mal que crece en el Capitolio. Algo que se ha construido durante veinte años no puede caer en unos días. Tal vez el Capitolio si cayó tiempo atrás, pero porque le faltaba lo más importante, el apoyo y confianza del resto de la población. Nosotros eso lo habíamos construido, nuestro sistema estaba basado en la igualdad, en cuidarnos los unos a los otros, por eso no caeremos. Lucharemos juntos como ya lo hicimos una vez. Eso es lo que debemos hacer, luchar.
Miro a mi derecha y está Finnick tumbado, descansa tranquilo después de una noche agotadora. Cuando intento centrarme veo que en un momento se ha dado la vuelta a todo, de repente Finnick se encuentra de nuevo luchando por su vida, y por desgracia, no sé cuanto pasará hasta que se recupere, si es que lo hace.
A veces pienso que no soy tan fuerte como intento aparentar. Estoy rota. Por dentro siento que quiero derrumbarme, que quiero dejar de luchar. No encuentro razones que me digan que seguir luchando va a hacer que gane, siento que nada de lo que haga tiene sentido. Si no sigo, si me rindo, todo sería mucho más fácil. Pero sigo luchando, no lloro, no me derrumbo, pongo una sonrisa falsa al despertar a mi hermano cada mañana y finjo que todo va bien aunque sé que lo que ocurre en realidad es todo lo contrario. Me gustaría ponerme a llorar y estar haciéndolo horas  hasta que me desahoga por completo, pero no me lo permito. Esa parte de mí sigue ahí intentando salir, quiere llorar hasta que me duerma del cansancio de tantas emociones. La otra parte de mi mantiene un muro que he creado a lo largo del tiempo y que impide todo lo anterior. Supongo que aunque yo sé que no soy fuerte, no quiero que los demás lo sepan. Supongo que es difícil derrumbar un muro que lleva tanto tiempo construido.
Agotada me tumbo preguntándome como estarán mis padres, que sentirán ahora, y si han perdido ya las esperanzas, las ganas de luchar. Esta vez si consigo dormir el poco tiempo que me queda, supongo que mi mente cansada decide descansar un poco apagando mis pensamientos y llevándome a un mundo más tranquilo, un mundo de sueños.
No tarda en amanecer para mi desgracia. Me despierto con los primeros rayos de sol y froto mis ojos. Lo que sucedió ayer me ha dejado algo afectada. Calculo los tributos que quedamos en la Arena y empiezo a pensar que realmente este Juego acabará como el Capitolio lo tiene planeado. Un escalofrió me recorre. Me pongo en pie y voy hasta la pomada. Le quito la venda a Finnick. Su herida ha mejorado un poco, un extraño moratón o más bien un hematoma interno, la rodea. Su color, entre rojo y morado y en el centro una raja profunda que poco a poco se va cerrando. Limpio con un poco de agua la zona y cojo otra de las hojas. Unto la pomada tan delicadamente como puedo y apoyo la hoja sobre esta. Vuelvo a pasar la venda una y otra vez hasta atarla lo más fuerte posible. Su torso desnudo es cubierto por la venda. Le apoyo otra vez en el suelo dejándolo encima del saco para que su cuerpo débil no coja frío.
Cuando acabo no se qué hacer y me apoyo con la cabeza en la fría pared rocosa de la cueva. El día de hoy será muy largo pero no saldré. No después de lo que pasó la última vez.
Durante un rato me quedo pensando en diferentes cosas. Una de ellas es en mis padres porque ahora soy capaz de entender por todo lo que han pasado. Se supone que antes también lo entendía pero no, solo me lo imaginaba. Pienso también en Annie, en como perdió a su marido y ahora a su hijo. Mis padres al menos se tienen entre ellos, y pronto tendrán a Gale de vuelta. Estoy segura de que Haymitch les ayudará a superarlo todo, él es una de las personas más buenas que conozco, es fuerte, divertido, seguro que podrá hacerles olvidar. Aunque no estoy muy segura de querer que se olviden, quiero que me recuerden de pequeña, prefiero que me vean sonriente y corriendo con Gale en la Pradera, o caminando por las calles de la Veta agarrada de la mano de mi madre. Mi madre es el Sinsajo, es fuerte, radiante como el sol, es una vencedora de los juegos, pero es más que eso. Perdió a mucha gente para convertir Panem en un lugar mejor por nosotros, estoy orgullosa de ella. Y mi padre, mi padre es mucho más que un dulce panadero, o un vencedor de los juegos. Mi padre es todo corazón y es el hombre más cariñoso que he conocido. Realmente creo los dos pasarán por lo mismo, pero ambos son muy valientes y fuertes y sabrán superarlo y cuidarse entre ellos. Haymitch y Gale podrán cuidar de mi hermano si algún día ellos están muy mal al principio, estoy segura que cuando sea más mayor podrán contarle la verdad de lo que ocurrió en la Arena.

-Amy, ¿por qué lloras?
-No estoy llorando pequeño- mi voz es dulce, tanto como siempre que hablo a mi hermano. Le cojo y le siento encima de mí- ¿Cuánto tiempo llevas despierto?
-Poco, pero tenía hambre y además quería ver si Finnick estaba mejor. Tienes que enseñarle a que no se caiga de los árboles- una pequeña sonrisa se me escapa, pensé que me preguntaría que le había pasado pero creo que ya ha sacado sus propias conclusiones- la última vez no fue mucho pero esta vez sí que se ha hecho una herida muy grande.
-Sí, es muy torpe. Se cayó y chocó con una roca enorme, como cuando tú y yo nos caímos el primer día.
-Sí, pero yo no soy torpe. Me caí solo esa vez y fue porque te caíste tú.
-Es verdad, tú no eres torpe, eres el chico más listo que he conocido.
-Lo sé, mamá siempre me lo dice
-Mamá… Esto… Gale ¿Tenías hambre? Podemos acabar lo que hay, ya no queda mucho. Queda para comer y para cenar supongo, ve y elige que quieres, corre.

martes, 12 de febrero de 2013

jueves, 7 de febrero de 2013

Adelanto del capitulo 46

Hola tributos!

¡Sorpresa! 

Los exámenes no me están yendo realmente bien… Ahora mismo estoy estudiando para un examen que tengo mañana bastante importante pero es que no me concentro porque no paro de pensar en lo abandonados que os tengo. Como los exámenes que llevo no me han salido como tenía planeado quiero que por lo menos me salga este bien, así que, me he dicho, ‘a lo mejor si publico algo se me pasa y puedo estudiar para el examen’

Y ese es el motivo por el que reaparezco momentáneamente por el blog.

Deciros que en mi cuenta de twitter @Andrea_Everdeen podréis encontrar fotos de los tributos, ya que publico tres tributos diferentes cada día. También información acerca del blog o de la Lista que está pendiente para publicarla el 1 de marzo a ser posible.

Ya hemos superado las 82.000 visitas, y para mí solo son números, al igual que los 96 seguidores con cuenta o los 140 en twitter. Pero quería daros las gracias a todos los que leéis la historia y me dejáis un comentario porque anima muchísimo la verdad.

Por cierto, este es mi primer banner (lo sé, está un poco mal pero es que nunca había hecho uno) así que si queréis ponerlo en vuestro blog, o si me teníais afiliada con una imagen o sin nada, podéis poner este si os apetece :))



 



Y como quiero estudiar y concentrarme, por último, os traigo un adelanto del capítulo 46! No os lo he puesto muy interesante porque no me parecía justo si después de leerlo tenéis que esperar más tiempo de lo normal… Espero que os guste y que esperéis con ganas el capítulo :3

‘‘Agotada me tumbo preguntándome como estarán mis padres, que sentirán ahora, y si han perdido ya las esperanzas, las ganas de luchar. Esta vez si consigo dormir el poco tiempo que me queda, supongo que mi mente cansada decide descansar un poco apagando mis pensamientos y llevándome a un mundo más tranquilo, un mundo de sueños.
No tarda en amanecer para mi desgracia. Me despierto con los primeros rayos de sol y froto mis ojos. Lo que sucedió ayer me ha dejado algo afectada. Calculo los tributos que quedamos en la Arena y empiezo a pensar que realmente este Juego acabará como el Capitolio lo tiene planeado.’’


¿Qué os ha parecido? ¿Tenéis ganas de que vuelva?

Besitos de parte de vuestra escritora…